La degeneración macular relacionada con la edad (DMAE) se ha convertido con los años en un problema importante de salud pública en todos los países desarrollados. Constituye, en efecto, la primera causa de ceguera legal y una de las primeras causas de mala visión en el mundo desarrollado.
Se denomina mácula a una pequeña área en el centro de la retina. Es el punto que usamos para mirar las cosas y apreciarlas con todo su detalle, la zona destinada a la lectura y a la visión de los colores.
La DMAE se puede manifestar de dos maneras: forma seca o atrófica y forma húmeda o exudativa. Cuando esta patología se detecta con suficiente antelación disponemos de algunos tratamientos para tratar de detenerla, dependiendo si la DMAE es de tipo seco o húmedo.
Esta dolencia no se asocia con dolor ni con ningún tipo de molestia ocular, salvo las alteraciones de la visión central. Si un paciente tiene como única patología ocular una DMAE nunca se quedará totalmente ciego, siempre conservará la visión periférica que le permitirá deambular.
Instrucciones: con sus gafas de lectura, tápese un ojo y mire el punto central de la rejilla. Observe si percibe los cuadrados simétricos, las líneas sin ondulaciones y completas. De lo contrario debería consultar a su oftalmólogo.
Básicamente nos encontramos dos tipos de glaucoma · El glaucoma crónico simple · El glaucoma agudo
El glaucoma crónico simple es una enfermedad del nervio óptico consistente en una atrofia progresiva del mismo, habitualmente asociada a una hipertensión ocular.
Existe controversia sobre el momento en que podemos etiquetar a un paciente de glaucomatoso, pero habitualmente se acepta como tal el paciente que ya tiene lesiones estructurales y/o funcionales en el nervio óptico detectadas por exploraciones tales como la exploración del fondo de ojo, la campimetría y el OCT de nervio óptico.
Cuando no se presentan estas alteraciones calificamos al paciente de hipertenso ocular. Dado que no todos los pacientes responden igual ante las hipertensiones oculares se considera más importante la exploración del nervio óptico que los valores absolutos de presión intraocular. Por ello es difícil responder a la pregunta de «qué tensiones son normales en el ojo». Podríamos decir que cada paciente es un caso diferente y que en la consulta existen dos supuestos que nos pueden llamar la atención: · Una presión intraocular por encima de 20/21 mmHg · El aspecto del nervio óptico
Cuando detectamos un paciente sospechoso de padecer glaucoma se procede a completar el diagnóstico mediante la realización de una serie de exploraciones complementarias como la exploración del campo visual, el análisis estructural del nervio óptico mediante la OCT o la tomografía láser HRT y la paquimetría corneal para conocer el grosor de la córnea.
El glaucoma crónico simple es una enfermedad silenciosa que no será detectada por el propio paciente hasta estados avanzados de atrofia del nervio, su detección precoz facilita el tratamiento y mejora mucho el pronóstico de una enfermedad que puede conducir a la ceguera si no se trata a tiempo.
Dependiendo del grado de enfermedad el tratamiento se realiza con colirios hipotensores, con láser o con cirugía.
El glaucoma agudo consiste en un acceso de hipertensión ocular que se presenta de forma súbita, en breve espacio de tiempo y de forma muy dolorosa. Cursa con dolor ocular, visión borrosa y enrojecimiento ocular. Se produce a consecuencia de un bloqueo de una estructura intraocular que conocemos como ángulo iridocorneal.
Este bloqueo dificulta la salida del humor acuoso. En las ocasiones en que en la exploración rutinaria del paciente que acude a revisión detectas ciertas anomalías en esta estructura, puedes prevenir el bloqueo e impedirlo mediante una iridotomía con láser. Esta técnica realiza un pequeño orificio en el iris de forma que el bloqueo no se puede producir.